Algunos relatan su vida como un maremoto de hazañas y coincidencias extraordinarias, a pesar de su miseria se crean extrañas alianzas (físicas y metafísicas) que hacen de las experiencias personales una guía -poco práctica pero provocativa- para la vida. Nos hacen desear su miseria, su angustia y aun tan doloridos como ellos, amar sus espacios y decisiones impertinentes pero liberadoras.
La virtud de los criados por la 'desventaja' no es haber padecido sus males de pies a cabeza y continuar vigentes, si no obligarnos sufrir nuestra comodidad; invaden nuestras vidas con la inquietud de su fortaleza antes inadvertida y ahora bien adornada entre palabras. Nos gustaría hacer un trueque de desgracias para redimir el conformismo, estar relucientes, emocionales y arriesgados. Por supuesto, me habría gustado escribir y vivir la mitad de El Mundo. Aunque ni el mismo Millas hubiera vivido de aquella forma.
Mientras leo, repelo y disfruto morbosamente -de piernas abiertas- a la ironía escarbando en mi vida. Envidio los recuerdos de Millás, envidio lo que hace de ellos. Envidio, sobre todo, la fiebre y el rechazo.